“Buscando Amor…”
Escrito por el Gordo Cebollas
Ayer estaba yo descansando frente a la televisión, tomándome una chela, cuando la Ruperta entró hecha un torbellino, dando órdenes:
-Anda ponte la camisa y arregla el tiradero, que en media hora llega mi sobrina Rocío y no quiero que encuentre este cochinero.
-¿Qué? Pero si apenas llegue y estoy viendo la tele…
-Pues arreglas el tiradero y apagas la tele porque la niña tiene un problema…
-¿Qué problema?
-Pos no sé para eso viene, para hablar de su problema.
-Y para qué quieres saber tú de su problema.
-Pos para ayudarle…
-¿Pidió ayuda?
-No, pero los niños de hoy no saben cómo pedir ayuda…
-¿Y cómo sabes que quiere ayuda?
-Por intuición femenina –dijo dando por terminada la discusión..
Agarré mi cerveza, y me moví al cuarto a ver el fútbol en una televisión chiquita, sentado en una mecedora vieja.
Si sabe que está a punto de empezar el partido de los Xolos de Tijuana, no puede utilizar su intuición femenina, e irse a tomar una café al changarro de la Lupe (que es el equivalente del Starbucks en el barrio, nosotros le llamamos el StarLups).
Además la pinche mecedora tenía un hoyo en el tejido del asiento que me hizo sentir que estaba en el baño, pero lo peor fue cuando se comenzó a hundir, y antes de los diez minutos de juego tenía las rodillas pegadas a la panza y estaba atorado en la méndiga mecedora.
En ese momento escuché a la Rocío llegar llorando como una Magdalena, los suspiros, las quejas y el sonido de los mocos superaban por mucho el máximo volumen de mi tele, así que salí muy enojado a callarlas.
Grave error. La Rocío se me colgó al cogote y me llenó de mocos la camisa que me acababa de poner.
-Tío, la vida no vale nada… -dijo llorando con mucho sentimiento.
-Vieja trae el tequila -grite yo…
-Déjate de hacerte el payaso -me dijo la Ruperta. -¿qué te pasa chiquita?
-Es que nadie me quiere, siempre elijo a los loosers, buenos para nada, vagos, burros y apestosos…
-Bueno a mi también me pasó eso… -dijo la Ruperta mirándome.
-No te preocupes cuando menos te lo esperes llega tu príncipe azul… -dije tratando de cambiar el tono de la conversación.
A continuación la Rocío dio un grito que asustó al gato del vecino y siguió llenando de lágrimas la alfombra de la sala. Yo solo veía como la mancha de humedad se agrandaba en el sillón.
-Nada de esperar al príncipe azul -dijo la Ruperta. -¡Trae tu computadora!
-¿Para qué?
-Tráela inútil…
No bien se la di y se puso a buscar algo en el internet…
-¡Aquí está! mira mija: “Maridosalamedida.com”
-¿Cómo te gustan?
-Flacos… feos y orejones –contestó la escuincla.
-Pero si puedes buscar un guapo, porque conformarte con un feo… ¿Pero bueno qué más buscas en un hombre?
-Que sea chistoso…
-Para eso ves al Polo Polo en la tele y no tienes que casarte con él…- dije yo.
-¿No te gustaría uno inteligente…? –siguió el interrogatorio la Ruperta.
-Si fuera inteligente no se casaría conmigo…
-¡Qué dices nena pero si estas preciosa!
Preciosa no. Buenísima, pensé yo.
-Y que le guste el fútbol y le vaya a los Tiburones del Veracruz… -y soltó una andanada de lloriqueos.
-Haber déjame a mí…-comenzó hablar sola Ruperta- Guapo… inteligente… de buena familia… que vaya a misa todos los domingos… de preferencia de lana…que le guste viajar…regalarle joyas a su mujer… que sea niñero y sobre todo que tenga papeles de ciudadanía…
-¡Aaahhhhh! -continuó la Rocío balbuceando palabras en medio de su lloradera, mientras yo calculaba que ya había terminado el primer tiempo del partido…
-Mira los resultados: ochenta y tres candidatos. Si quitamos a los sin papeles: quedan doce… ahora quito los que no van a misa quedan: siete… ahora quitamos a los que no tienen lana: quedan cuatro, estos están viejos… queda uno y le gustan los deportes… ¡Mira es ciclista!
-¡No seas bruta! -dije yo- lo que dice es que es bicicleta, o sea que le gusta batear de ambos lados…
-¡Dios mío, pero eso es pecado!
-No, si no se entera el cura…
-Como serás de ignorante… Busquemos en otra página de parejas… hay muchas…
-¿Mientras puedo poner el fútbol en la sala? –pregunté.
-Ni se te ocurra, primero vamos a ayudar a la nena a encontrar al hombre de su vida, no le vaya a pasar lo que a mí -dijo la Ruperta con un tonito que no me gustó.
Para mi suerte en ese momento llegó el Zapatos Blancos con su sobrino Hernán…
-¿Ya empezó el segundo tiempo? -dijo entrando…
-¡Primero se saluda! –lo regaño la Ruperta
-Saluda guey -le dijo el Zapatos a su sobrino…
-Buenas noches señora…
-Sácate unas chelas y prende la tele que va empezar el segundo tiempo -sugirió el Zapatos.
Mi mujer me miró con cara de odio jarocho y como no dije nada, comenzó a caminara hacia la puerta encabronada.
-Nos vamos al StarLups a tomarnos un café y haber si allí encontramos un poco más de tranquilidad.
-¡Perfecto! -contestó el Zapatos.
La Ruperta salió furiosa jaloneando a la Rocío que ya había parado de llorar y le lanzaba miradas lujuriosas al sobrino del Zapatos…
Y el chaparro, flaco y orejón del sobrino, no le quitaba la vista de encima a la Rocío.
-¿Las puedo acompañar Tío?
-A que canijo saliste mijo… claro que sí, pero que la Ruperta no se entere porque te la corta.
-¿Qué no se entere de qué? –pregunté yo.
-Que mi sobrino y tu sobrina se comieron la torta antes del recreo…
-No jodas… Pero si dice que quiere llegar virgen al matrimonio.
-¡Virgen de las orejas!
-Como la Ruperta se entere… ¡Te mata Zapatos!…
-¿Y yo qué? Si hasta le dije al idiota de mi sobrino, que la cajera del Supermercado Vallarta estaba mejor que tu sobrina…
-¡Oye!
-¿Qué?
-¿A qué equipo le va tu sobrino?…
-A los Tiburones del Veracruz…
-Ya valió madres…
Abrí un par de cervezas, y mejor vimos el segundo tiempo del partido.
GC.
PD: Eso de el internet para la búsqueda de las parejas según mi experiencia no funciona. Tengo una prima que se metió en una página buscando a su príncipe azul y ahora trabaja en un table de la Zona Rosa.
Hay otros que si les funciona, por ejemplo el Zapatos siempre consigue citas, el problema es que luego se queja que las muchachas con las que sale luego le piden el dinero por adelantado.
Yo sigo pensando que la mejor manera de ligar, es ir a dar la vuelta alrededor del kiosko del pueblo, los domingos después de la misa del mediodía, comiendo un raspado de limón…
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